La reforma que buscaba reducir de 48 a 40 horas la semana laboral en la Constitución quedó congelada –y sepultada– a pesar de todos los discursos que prometían que vería la luz en el periodo ordinario que concluyó el 30 de abril.
La reforma que buscaba reducir de 48 a 40 horas la semana laboral en la Constitución quedó congelada –y sepultada– a pesar de todos los discursos que prometían que vería la luz en el periodo ordinario que concluyó el 30 de abril.